Saturday, April 18, 2009

El Ámbar en la época Prehispánica de México.


Desde épocas muy remotas los habitantes del México antiguo dieron un valor especial a esta resina fósil. En virtud de su trasnparencia, variedad de tonalidades y capacidad de adquirir una carga eléctrica por frotamiento, el ámbar ocupa un lugar muy importante entre los materiales preciados que recorrían grandes distancias hasta llegar a regiones lejanas, por medio del comercio o el tributo.

Al parecer, tanto los Zoques como los tsotsiles, y después los chiapanecas, se disputaron el control de los yacimientos. Algunos documentos oficiales y piezas arqueológicas proporcionaron información del ámbar. Las evidencias más antiguas que conocemos se fechan hacia 700 a.c. y proceden del sitio olmeca de la Venta, lo cual indica su exportación a las tierrasbajas del Golfo.



En Chiapas, una gran variedad de ornamentos fué encontrada en Chiapa de Corzo. Aquí el ambar fué tallado en forma de orejeras cilíndricas, pendientes y cuentas para collares, que fueron encontrados en diversos entierros y tumbas de personajes importantes. Otros hallazgos de piezas de ámbar arqueológico han sido realizadas en la región de Malpaso (San Isidro), Toniná, Izapa y Guajilar, en Chiapas. Fuera del estado, se ha reportado desde Kaminaljuyú, en Guatemala, hasta el Templo Mayor de México, aunque sin duda el conjunto más extraordinario es el de la Tumba 7 de Monte Albán, que incluía ocho grandes orejeras en forma de arrete y un collar con pendientes en forma de cabeza de pato.

Los adornos más comunes durante el periodo Posclásico (900- 1524 d.c.) eran unos discos pequeños, que se encuentran con frecuencia como parte de ofrendas, funerarias y que tuvieron una extensa distribución: desde la Chinantla, en el noreste de Oaxaca y la región del sur del Istmo de Tehuantepec hasta el Cenote sagrado de Chichén Itzá, en Yucatán; en Chiapas han sido hallados en diversas zonas, desde Simojovel hasta los Altos Orientales, en Comitán, Tenam Puente y las Margaritas.

Gracias a la información registrada por los cronistas coloniales sabemos que estos discos eran utilizados como "marigueras", es decir, adornos que se colocaban en un orificio practicado en el septum nasal. Todavía en 1695 Don Juán de Villagutierre y Sotomayor, relator del real y supremo Consejo de Indias, fué testigo de esta costumbre.

A diferencia de los chiapanecas que reservaban el uso de las "narigueras" de ámbar a los ancianos del pueblo, entre los mayas yucatecos y los lacandones eran las mujeres quienes llevaban estos adornos.

Los mexicas apresiaban especialmente los besotes de a´mbar, que eran adornos que se colocaban en un orificio practicado bajo el labio inferior. Consistían en delgadas piezas cilíndricas o curvas que se insertaban en soporte de oro, y su uso era privilegio de grandes guerreros y jefes de comerciantes, constituían simbolos de valor y proezas militares. Ellos lo obtenían del tributo de las provincias sometidas militarmente, del intercambio de regalos entre élites y también a través del comercio de larga distancia.


Los comerciantes llegaban hasta las tierras altas de Chiapas con el fin de intercambiar productos asociados, obteniedo plumas, pieles y piedras preciosas, especialmete el ámbar. El trueque se realizaba con las finas, navajas de obsidiana, grana, agujas y cascabeles de cobre, entre otras cosas traidas del centro de México. En lengua náhuatl, el ámbar era conocido como apozonalli, "espuma de agua".

Datos recabados de un retablo existente del Museo del ámbar en Simojovel de Alende, Chiapas.





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