Hace cuarenta años que murieron los músicos y maestros que sabían todo,
incluso hacer tambores con cuero de jabalí o de “chupamiel”,
que es muy fuerte”.
“Quedo el hijo del músico Evaristo,
que enseñaba a los maestros,
pero a nuestros hijos no les gusta tocar por que les da vergüenza.
Así es esta juventud:
la vergüenza los mata,
¡ja, ja, ja! no le tienen amor,
es distinto sus gustos,
sus ilusión de ellos es la marimba y el baile apretado....
Mucha gente se va a las cantinas y ahí se amontonan todos.
No se ponen de acuerdo, por eso no pueden organizar una cosa buena:
los músicos tradicionales se quejan por que les hacen burla.
Esta situación nos deja muy tristes”.
Gracias Jonathan y Rodolfo.
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Gracias por tu comentario. Quizas mejores días vengan para la cultura de nuestras etnias, pero siempre estaré ahí; siempre que suene el tambor y que la marimba toque los sones de este paraíso... Siempre llevaré a Chiapas en el corazón.