Las tejas adornadas con papel ostentaban artisticas replicas de barcos, casitas o muñecos vestidos con trajes típicos. Por lo general las más vistosas se ponían en el caballete, los demás en las partes que se dejaba sin tejas para colocarlas a la hora que ya estaban todos los padrinos, quemando cohetes, triquis, hechando vivas a los padrinos y dueños de las casas. Luego se procedía el entierro del chivo, borrego o gallo, para que el difunto de la casa no fuera uno de la familia, sino un animal. Para eso dejaban un hoyo en el centro de la sala donde hechaban al animal vivo, que de antemano lo embriagaban para hacerle inadvertido el final (según me contaron mis parientes que acostumbraban antes a enrrollarles listones de colores y las amistades le daban vueltas hasta marear al animal) inmediatamente se rellenaba el agujero, se apizonaba para bailar en la sala. Quienes fueron padrinos de esos actos, se dice que son compadres de gallo, de chivo o de borrego. Pero además del animal, se enterraban en la puerta de la casa 13 monedas, cigarros, una botella de licor a fin de que todo eso no faltase en el hogar.
Estas tejas casi no se hacen porque ya construyen pocas casas de teja, esto puede verse aun en las agencias o delegaciones.
En esas fiestas se repartía temperante, horchata o mistela, así como galletas, dulces o frutas.